Cada uno tenemos una esencia, unas características propias que nos hacen únicos y auténticos. Y esta esencia marca todo aquello que decimos y hacemos. A veces, por circunstancias de la vida, esta esencia queda anulada, no se pierde, pero la olvidamos y deja de marcar nuestras conductas. Dejamos de ser auténticos, comenzamos a hacer cosas incoherentes con nuestra forma de pensar. Podemos enfermar, ser infelices, dejar de apasionarnos y dejar de hacer bien cosas en las que antes ramos auténticos cracks.
Precisamente, hay una cantante que me gusta mucho por esto mismo; desde sus inicios, Bebe ha evolucionado (y no solamente artísticamente hablando, sino también como persona), pero sigue conservando su esencia. En cada una de sus canciones y apariciones en público deja su huella.
No soy una entendida pero creo que sucede lo mismo en el mundo del futbol. Cada jugador tiene su esencia, una esencia que está presente desde sus inicios futbolísticos. Si el jugador, ya sea por querer parecerse a otro o por otro tipo de razones (como “necesidades del club”), mal asunto, no lo logrará.
En la vida, al igual que en el deporte y en la música, esto es lo que realmente importa: EVOLUCIONAR CON TU ESENCIA